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Park Car, el ingenioso dispositivo de los años 30 para aparcar con una quinta rueda

A principios de la década de 1930, el ingeniero e inventor Brooks Walker patentó un ingenioso dispositivo al que llamó "Park Car", el cual servía para facilitar a los conductores el estacionamiento en paralelo mediante el uso de una quinta rueda. Esta rueda auxiliar estaba oculta en el maletero del vehículo y, cuando se accionaba el dispositivo, la rueda bajaba hasta el suelo mediante unas bombas hidráulicas. 

A través de una sencilla manivela en el salpicadero del coche, la rueda descendía suavemente hasta el suelo y hacía girar el automóvil para facilitar la maniobra de aparcamiento. La rueda adicional estaba montada en la parte trasera del vehículo, en ángulo recto con el resto de las ruedas. Cuando estaba en uso, la quinta rueda levantaba el peso de la parte trasera del automóvil, permitiendo que el vehículo se desplazara lateralmente. Una vez que el automóvil estaba correctamente estacionado, otro interruptor colocaba de nuevo el automóvil en su posición original.

Walker presentó la solicitud de la patente en marzo de 1932, descrita como "dispositivo de elevación y desplazamiento de vehículos", pero tendría que esperar hasta 1935 para que se le concediera la patente. En los documentos aportados, el inventor describía en detalle el mecanismo de esta quinta rueda para el aparcamiento en paralelo, aunque sin duda la mejor forma de entenderlo es ver este curioso Park Car de los años 30 en funcionamiento:


Lo cierto es que la idea de Walker no tuvo demasiado éxito, pero el inventor no se rindió. Varios años más tarde, Walker decidió modificar un Packard Cavalier en 1952 para mostrar su prototipo al mundo. El Packard representaba el lujo y era un vehículo orientado principalmente a la clase alta, de manera que Walker intentó captar la atención de este grupo demográfico para demostrar lo fácil que era usar el sistema de ayuda al aparcamiento en un coche tan popular en la época.


Durante los siguientes años, Walker continuó mostrando su innovación en varios salones del automóvil e intentó comercializar el dispositivo hasta la década de 1970, sin embargo, su novedoso concepto nunca tuvo el éxito que el inventor esperaba. Los altos costes de producción y la falta de espacio en el maletero hicieron que su idea fuera desechada por los fabricantes de automóviles.

Como inventor, Brooks Walker llegó a acumular cerca de 250 patentes hasta su muerte en 1984, y si bien el Park Car fue un dispositivo original e innovador en la época, es posible que Walker se basara en otro invento de mecánica similar que ya se había mostrado públicamente en París en 1927: 


MM7, el curioso robot doméstico de los años 50 inventado por un ingeniero austriaco

Entre 1957 y 1958, el ingeniero austriaco Claus Scholz desarrolló un peculiar robot doméstico capaz de contestar al teléfono, abrir puertas, servir bebidas, barrer o aspirar el suelo. En su presentación al mundo, Scholz dio al robot el nombre de "MM7 Selektor", y fue el primer invento de una serie de robots domésticos que llegarían hasta el MM9, lanzado en 1973.

El objetivo del inventor era construir una máquina capaz de hacer cualquier tarea normal. Para ello, Scholz buscaba reproducir mecánica y electrónicamente los procesos de pensamiento del cerebro humano, hasta conseguir una máquina que pudiera pensar por sí misma.

Por desgracia para este inventor de Viena, la tecnología no estaba aún suficientemente desarrollada y, entre otros inconvenientes de sus robots, funcionaban de manera electrónica, teniendo que ser conectados a la red eléctrica por un humano.

Tanto la serie de robots domésticos MM7 como los que vinieron después, quedaron finalmente en una anécdota en la historia de la robótica, pero Claus Scholz se convirtió en uno de los pioneros en un campo que décadas después experimentaría enormes avances.

Diseñado como un medio para estudiar el movimiento cibernético, el MM7, con sus interruptores de paso de retroalimentación y receptores visuales, es ampliamente considerado como el predecesor de los robots industriales actuales. Su inventor, conocido habitualmente como "el padre vienés de los robots", se concentró más tarde en los procesos de pensamiento artificial en un intento de motivar a los modelos de seguimiento para que actuaran de forma autónoma.

Aquí puedes ver una colección de fotografías del robot doméstico MM7 inventado por Claus Scholz (que la prensa de la época nombró incorrectamente como MM47), y del siguiente robot de la serie, el MM8. 

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

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Los robots domésticos de Claus Scholz

Los robots domésticos de Claus Scholz

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El curioso traje salvavidas portátil inventado por John Edlund en 1915

Tras la tragedia del Titanic en abril de 1912, una de las noticias que más indignaron a la sociedad fue cuando se conoció que el transatlántico no contaba con suficientes botes salvavidas a bordo para todos los pasajeros, lo que pudo haber evitado la muerte de muchas personas. Como resultado, se comenzaron a establecer regulaciones más estrictas para la cantidad de embarcaciones de seguridad que debía transportar un barco. El inventor canadiense John Edlund tuvo una particular idea por su parte: diseñar una especie de bote salvavidas personal que los pasajeros podrían llevar en su propia maleta.

John Edlund empezó a desarrollar un curioso dispositivo que serviría para garantizar la seguridad de todos los pasajeros del barco que lo llevaran. Edlund había sido de hecho marinero, y había sobrevivido nada menos que a tres naufragios antes de asentarse en las praderas canadienses. Conmovido por el trágico hundimiento del Titanic, finalmente desarrolló en 1915 un traje salvavidas personal de cuerpo completo, diseñado para desplegarse directamente desde una maleta.

Los pasajeros del barco únicamente deberían abrir la maleta, desplegar el traje impermeable que llevaba en su interior y ponérselo antes de lanzarse al agua. El traje estaba además diseñado de tal forma que facilitaba al usuario caminar por la cubierta del barco y entrar luego en el agua. La bolsa en sí misma protegía la cabeza y la parte superior del cuerpo del nadador, y un pequeño orificio de vidrio le permitía al nadador ver hacia dónde se dirigía. Según anunció el inventor, el dispositivo, que también incluía esclusas de aire, mantenía a su usuario seco y seguro hasta por cuatro días, e incluso tenía espacio para llevar algo de comida.

El curioso traje salvavidas portátil de John Edlund levantó cierto interés y varios inversores se mostraron dispuestos a comprar el diseño, sin embargo el inventor rechazó las propuestas pensando que podría comercializarlo él mismo, aunque fracasó en su intento. Su "maleta salvavidas" apareció en periódicos y revistas de América del Norte, y hubo un notable interés en ella durante la Primera Guerra Mundial, pero el invento de Edlund nunca llegó al mercado.

El curioso traje salvavidas portátil inventado por John Edlund en 1915

El curioso traje salvavidas portátil inventado por John Edlund en 1915

El curioso traje salvavidas portátil inventado por John Edlund en 1915

El curioso traje salvavidas portátil inventado por John Edlund en 1915