La máquina de baño (Bathing machine) era un popular dispositivo utilizado desde mediados del siglo XVIII hasta principios del siglo XX, que permitía a las personas cambiarse de ropa de forma privada en las playas y ponerse los trajes de baño para nadar en el mar. Estas peculiares máquinas de baño consistían en pequeñas caravanas o carros de madera techados, que eran transportados por caballos hasta el agua. Algunas tenían paredes de madera maciza, otras paredes de lona sobre un marco de madera, y la mayoría contaban con paredes a los lados y puertas con cortinas en cada extremo.
Fueron particularmente populares en Gran Bretaña durante la época victoriana, cuyo objetivo era mantener la decencia pública en las playas, aunque acabaron extendiéndose también durante el siglo XIX a otros países de Europa como Francia, Alemania y a Estados Unidos.
En Gran Bretaña, hombres y las mujeres solían estar segregados, por lo que las personas del sexo opuesto no debían verse en sus trajes de baño, de forma que, si bien estaba dirigido principalmente a las mujeres, el uso de las cabinas de baño debía cumplirse tanto por hombres como por mujeres que desearan comportarse de manera respetable. La gente entraba en la pequeña cabina mientras estaba en la playa, vistiendo su ropa de calle. En su interior se ponían su traje de baño y colocaban su ropa de calle en un compartimento elevado donde permanecería seca.
Las máquinas más comunes tenían ruedas grandes y anchas y eran impulsadas dentro y fuera del agua por caballos con un conductor. En algunos centros turísticos se instalaron rieles de madera en el agua para que las ruedas rodaran; e incluso unos pocos contaban con máquinas de baño que entraban y salían del agua por cables propulsados por una máquina de vapor. Una vez en el agua, los ocupantes desembarcaban desde el lado del mar por unos escalones hacia el agua. Se consideraba además imprescindible que la máquina bloqueara cualquier visión del bañista desde la orilla.
Estas curiosas máquinas de baño prácticamente desaparecieron con la llegada del siglo XX, cuando la segregación por género ya no era un requisito legal en las playas de Gran Bretaña, y en el resto de países el baño mixto comenzó a considerarse también socialmente aceptable.