Los ataques kamikaze lanzados por el ejército imperial japonés en la batalla que se desarrolló en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial fueron una de las tácticas más desesperadas empleadas por cualquiera de los combatientes durante el que fue el mayor conflicto militar de la historia. Si bien los kamikazes japoneses infligieron un alto número de víctimas en los buques de guerra, se cobraron la vida de cientos de pilotos japoneses en el proceso y no lograron cambiar el rumbo de la guerra.
Una fotografía en particular sirve como excelente ejemplo tanto de la ferocidad como la futilidad en muchas ocasiones de esta campaña. En la espectacular imagen podemos ver la silueta perfecta del avión japonés que se estrelló contra el costado del HMS Sussex, un buque de guerra de la Royal Navy británica, el 26 de julio de 1945.
La impresionante fotografía fue tomada poco después de que el crucero pesado de la clase County HMS Sussex fuera golpeado cerca de las Indias Orientales Holandesas por un Mitsubishi Ki-51, un bombardero ligero monoplano. El avión kamikaze impactó al buque de guerra justo por encima de la línea de flotación, dejando una huella casi perfecta de su forma, pero no logró penetrar el casco del crucero ni causar daños significativos.
Cuando posteriormente se analizaron las marcas de quemaduras y abolladuras que el impacto había dejado en el casco, se llegó a la conclusión de que el Ki-51 voló tan bajo que probablemente rebotó contra las olas, de forma que su velocidad se redujo significativamente. A ello se le sumó que el avión era muy liviano (menos de 3.000 kilos) y golpeó el barco en una zona blindada del casco, por lo que simplemente se estrelló contra el HMS Sussex dejando su huella pero sin causar apenas daños.
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