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Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia

Nacido en Rumanía en septiembre de 1909, la carrera como boxeador de Gogea Mitu (cuyo nombre real era Dumitru Ștefănescu), fue tan corta como exitosa, ya que los 3 combates oficiales en los que participó los ganó por KO (nocaut), derrotando a dos de sus rivales en el primer asalto. Pero lo que haría pasar a la historia a Gogea Mitu no fue su carrera como púgil, sino su increíble tamaño

Con 2,23 metros de altura (y un peso cercano a los 150 kilos), Gogea Mitu ha sido el boxeador más alto de la historia, reconocido así oficialmente por el Libro Guinness de los Récords. Una estatura que le hacían parecer un auténtico gigante frente a sus rivales. 

Debido a su gigantismo, Gogea Mitu destacó desde muy joven por su gran altura. Con solo 17 años entró a trabajar en un circo, donde fue exhibido en varios países de Europa como una "rareza humana", un tipo de espectáculo muy habitual en los circos de los años 20 y 30

En uno de los espectáculos que el circo celebró en Italia, se fijó en él un promotor y ex-boxeador italiano llamado Umberto Lancia, quien se convirtió en su manager, le enseñó a boxear y matriculó a Gogea Mitu en la Escuela de Boxeo de París para que se convirtiera en un profesional del cuadrilátero. 

El debut profesional de Gogea Mitu como boxeador se producía en Bucarest (Rumanía), el 7 de junio de 1935, enfrentándose al púgil italiano Saverio Grizzo, a quien derrotó por KO en el primer asalto. Cuatro meses después vencería también por KO en el primer asalto a su segundo rival, el boxeador rumano Dumitru Pavelescu (ex campeón de Rumanía de peso pesado). Su tercer y último combate profesional se celebraría en París, Francia, en diciembre de 1935, derrotando de nuevo por KO a su rival (Giuseppe Sanga), aunque en este caso consiguió la victoria en el segundo asalto.

En uno de sus viajes para regresar a Rumanía en tren, se comenzó a sentir mal, achacándolo a un resfriado. Se quedó en Bucarest para recuperarse en lugar de regresar a su casa en Mârșani, pero su estado empeoró rápidamente y fue llevado al hospital. Poco después, Gogea Mitu, el boxeador profesional más alto de la historia, moría el 8 de junio de 1936 por tuberculosis, a la temprana edad de 26 años

Aquí puedes ver una colección de fotografías de Gogea Mitu, que muestran la enorme diferencia de tamaño que tenía frente a sus rivales, y que muy probablemente le hubieran llevado a tener una carrera deportiva mucho más exitosa de no fallecer tan joven. 

Fotografías de Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia

Fotografías de Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia

Fotografías de Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia

Fotografías de Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia

Fotografías de Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia

Fotografías de Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia

Fotografías de Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia

Fotografías de Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia

Fotografías de Gogea Mitu, el boxeador más alto de la historia



El tiro Calhoun, la canasta de un millón de dólares (1993)

El conocido como "tiro Calhoun" (Calhoun Shot), fue un espectacular tiro a canasta realizado el 14 de abril de 1993 por el espectador Don Calhoun durante un tiempo muerto, en el tercer cuarto de un partido de la NBA que enfrentaba a los Chicago Bulls contra los Miami Heat. El tiro era parte de una promoción que ofrecía un millón de dólares a cualquier aficionado que pudiera encestar un tiro a canasta desde aproximadamente 23 metros de distancia, lanzando desde la línea de tiros libres en el extremo opuesto de la cancha.

Don Calhoun encestó su impresionante lanzamiento desde la distancia marcada, con un pabellón al completo que se levantó emocionado para aplaudir la hazaña, sin embargo, cobrar el prometido premio no le resultó fácil. La compañía de seguros que debía realizar el pago, American Hole 'N One Inc, anuló el pago por un tecnicismo, debido a que Calhoun había jugado al baloncesto universitario, lo que les sirvió para alegar que suponía una violación de las reglas. 

Los patrocinadores del evento, entre los que se encontraban Coca-Cola, el restaurante Lettuce Entertain You y los propios Chicago Bulls, se comprometieron a cubrir el premio si la compañía de seguros no lo hacía. Como resultado, Calhoun acabó recibiendo 50.000 dólares anuales durante los siguientes 20 años.

Antes de saltar a la fama, Don Calhoun era un vendedor de artículos de oficina, pero había jugado al baloncesto en el equipo de Bloomington High School y posteriormente en el Triton College durante un par de temporadas. Tras su mítico tiro a canasta de cancha a cancha, acabó firmando un contrato de un año con los Harlem Globetrotters. El balón con el que consiguió encestar aquel día está actualmente en posesión del hijo de Calhoun.


Los temerarios saltos de trampolín desde 52 metros para batir el récord de altura en 1983

En marzo de 1983, el Libro Guinness de los Récords y el Salón de la Fama de la Natación Internacional, organizaron en el SeaWorld de San Diego (Estados Unidos) una peculiar competición que destacó tanto por su peligrosidad, como por las espectaculares imágenes que dejaron para la historia. El objetivo era simple: establecer un nuevo récord de altura de salto desde trampolín

Además de saltar al agua desde un trampolín situado lo más alto posible, los requisitos establecidos para que el récord de altura fuera considerado válido eran que los concursantes ejecutaran al menos un salto mortal y emergieran posteriormente del agua sin la ayuda de nadie.

El primer temerario participante que consiguió batir el récord fue Rick Winters, saltando al agua desde una altura de 52,4 metros (172 pies). Rick Winters entró automáticamente en el Libro Guinness de los Récords con su espectacular salto, pero no fue el único en conseguirlo. En la misma competición, otros cuatro saltadores más, Rick Charls, Dana Kunze, Bruce Boccia y Mike Foley, también consiguieron ejecutar el mismo salto de trampolín desde 52,4 metros exitosamente, compartiendo todos ellos el récord Guinness de salto de altura desde trampolín.

Aquí puedes ver imágenes de aquella competición, con algunos de los espectaculares y vertiginosos saltos de los participantes para conseguir finalmente establecer el récord de altura de salto desde trampolín en 52,4 metros. 





Tras aquella competición de 1983 en el SeaWorld de San Diego, numerosos saltadores han intentado en varias ocasiones batir nuevamente este récord. En 1985, Randy Dickison saltó al agua desde 53,24 metros de altura en el Ocean Park de Hong Kong, pero sufrió una fractura de fémur y no pudo salir del agua por sí mismo, por lo que el récord no fue considerado válido. Algo similar le sucedió en 1987 a Olivier Favre, quien intentó un doble salto mortal hacia atrás desde 54 metros (177 pies), pero se rompió la espalda en el impacto y tuvo que ser rescatado. 

Finalmente, el salto de Laso Schaller en 2015 desde un acantilado de 58,8 metros (193 pies) en Suiza, es el actual poseedor del récord de salto más alto desde un trampolín según el Libro Guinness de los Récords, así como el récord de salto desde un acantilado más alto. Sin embargo, no es un récord reconocido oficialmente por algunas federaciones debido a que Schaller no realizó un salto mortal. 


Mujeres montañeras de la época victoriana escalando picos y montañas con faldas largas

Habitualmente se suele tener una imagen de las mujeres del siglo XIX, durante la denominada época victoriana, de mujeres tímidas, retraídas y poco acostumbradas a los deportes, pero en realidad muchas de ellas participaron de forma activa en una gran variedad de deportes, siendo quizás el alpinismo el más llamativo de ellos.

Entre ellas, destacaron montañeras pioneras como Lucy Walker, la primera mujer en llegar a la cima del famoso monte Cervino (Matterhorn) en los Alpes, o Margaret Jackson, una de las primeras personas en hacer una travesía por el infernal pico del Jungfrau. Curiosamente, mientras muchas de estas mujeres escalaban con éxito todo estos altos picos y montañas, lo hacían vestidas con las clásicas faldas largas de la época.

Algunas de ellas incluso consideraban llevar falda como una gran ventaja. La arqueóloga y montañera Gertrude Bell escribió sobre la gran utilidad de su falda larga, considerándola como un excelente cortavientos para encender un fuego mientras se encontraba en la ladera de una montaña.

Las montañeras del siglo XIX simplemente usaban la ropa que para ellas era normal en aquél tiempo, sin embargo, también realizaron en ocasiones ciertas adaptaciones a sus faldas, como por ejemplo añadir una costura de cordones en los forros para permitir que la falda se levantara fácilmente desde la cintura. A finales de siglo se comenzó a utilizar esta prenda de forma similar a las faldas escocesas, como una inteligente forma de poder abotonarse la falda y crear así un efecto similar al de un pantalón.

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Fotografías de mujeres montañeras del siglo XIX

Hockey sobre hielo femenino en bañador en la década de 1920

El deporte del hockey sobre hielo llegó a Estados Unidos proveniente de Canadá a finales del siglo XIX. A diferencia de otros deportes, que o bien directamente no interesaba a las mujeres, o por lo general los comenzaron a practicar mucho más tarde por diferentes motivos, el hockey sobre hielo fue una excepción, y ya desde sus inicios se comenzaron a crear los primeros equipos femeninos

Aunque no era lo habitual, algunos de estos equipos femeninos de hockey sobre hielo entrenaban en invierno en parques y lugares abiertos, con las jugadoras vestidas en traje de baño. Al parecer, lo hacían porque supuestamente era más sano y ayudaba a mantener un mejor estado físico. 

Aquí puedes ver una curiosa fotografía de un mujeres jugando al hockey sobre hielo en Minneapolis en 1925: 

Hockey sobre hielo femenino en bañador en 1925


En estas dos fotografías podemos ver a un equipo femenino de hockey sobre hielo llamado "Buffalo Snow Birds", entrenando en un parque del estado de Nueva York en 1928:

Hockey sobre hielo femenino en bañador en la década de 1920

Hockey sobre hielo femenino en bañador en la década de 1920

El fútbol femenino según el NO-DO (1964)

Curioso documento histórico rescatado de los archivos del NO-DO, el Noticiero Cinematográfico Español que se emitía en los cines durante el régimen de Franco, donde se puede ver un pequeño reportaje sobre un partido de fútbol femenino en 1964