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El turismo nuclear de los años 50

En plena década de 1950, la energía atómica no solo era símbolo de poder militar, sino también un imán para la curiosidad popular. Tras la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Era Atómica, la energía nuclear no solo se presentaba como un símbolo de poder militar, sino también como un horizonte de progreso, modernidad y hasta de entretenimiento. La fascinación pública por lo atómico dio lugar a un tipo de turismo muy particular en Estados Unidos (y en menor medida en Europa y la URSS, de manera mucho más restringida), donde la gente acudía voluntariamente a ver pruebas nucleares o instalaciones relacionadas.

Las Vegas, todavía una ciudad en expansión por entonces, se convirtió en el epicentro de esta extraña atracción. A poco más de cien kilómetros al norte de la ciudad se encontraba el Nevada Test Site, uno de los escenarios principales para las pruebas nucleares

Lejos de ocultarlas, el gobierno publicaba los calendarios de detonaciones y los hoteles las usaban como reclamo turístico. Los visitantes podían reservar habitaciones en hoteles como el Desert Inn o el Sand’s Hotel que ofrecían vistas privilegiadas y madrugar para contemplar la nube en forma de hongo que se elevaba en el horizonte. Los casinos organizaban fiestas temáticas, bautizadas como Atomic Bomb Parties, en las que los turistas brindaban con cócteles mientras la tierra temblaba a lo lejos. Incluso se celebraban concursos de belleza como "Miss Atomic Bomb", donde jóvenes lucían trajes adornados con nubes nucleares de algodón.

La fascinación por lo atómico impregnaba de hecho gran parte de la vida cotidiana. Los restaurantes ofrecían menús especiales, las tiendas vendían recuerdos relacionados con la era nuclear y la palabra "atomic" se asociaba a modernidad y glamour. En paralelo, el acceso a ciertas instalaciones nucleares experimentales se abría al público en visitas guiadas, presentando la energía atómica como la promesa de un futuro luminoso y pacífico.

Pero lo que quizás resulta más inquietante de este peculiar turismo nuclear de los años 50, es que casi nadie parecía preocuparse por los riesgos. Las partículas radiactivas viajaban con el viento desde el desierto hasta la ciudad, y tanto turistas como residentes quedaron expuestos sin saberlo. Décadas más tarde, muchas de esas personas desarrollarían enfermedades relacionadas con la radiación, un capítulo amargo que contrastó con el entusiasmo ingenuo de aquellos años.

En cualquier caso, esta "moda" del turismo nuclear comenzó a decaer a finales de la década de 1950 y principios de los años 60, cuando las pruebas empezaron a realizarse bajo tierra y la nube atómica dejó de ser visible para los espectadores.

Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Un grupo de turistas observando el cráter tras una prueba nuclear en Nevada, cerca de Las Vegas, en la década de 1950



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Fotógrafos y periodistas observando una explosión nuclear cerca de Las Vegas en 1957



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Prueba nuclear al fondo de la imagen vista desde el tejado de un hotel de Las Vegas



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Fotografía del Strip de Las Vegas con el "hongo" de una explosión nuclear al fondo



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
La modelo Lee Merlin posando como "Miss Atomic Bomb" en un concurso organizado por el Sands Hotel de Las Vegas en 1957



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Un grupo de curiosos aparcan sus coches en el desierto de Nevada para poder observar las pruebas nucleares



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Clientes de un hotel de Las Vegas observando una prueba nuclear desde la piscina en 1953



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Turistas y militares se reúnen en el desierto de Nevada para contemplar una explosión atómica



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
El impresionante tamaño de un cráter tras la explosión de una bomba nuclear en la década de 1950



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Un grupo de fotógrafos captando con su cámara en los años 50 una de las pruebas nucleares en Nevada, al norte de Las Vegas



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Vista aérea del terreno de Nevada lleno de cráteres donde se realizaron numerosas pruebas nucleares 



Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Una de las fotografías más icónicas y representativa del turismo nuclear en los años 50, con los clientes de un hotel de Las Vegas observando dese la piscina la nube de hongo tras una prueba nuclear en 1953


 
Fotografías del turismo nuclear en los años 50
Las pruebas nucleares en el desierto de Nevada como reclamo turístico de Las Vegas en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50, la primera revista de automóviles de la historia

Autocar es una revista británica de tirada semanal especializada en automóviles, publicada por primera vez en 1895 con el nombre original The Autocar. Es reconocida habitualmente como “la revista de automóviles más antigua del mundo” y, entre sus diferente hitos, fue también la primera publicación que realizó pruebas de carreteras de los vehículos para sus lectores, comenzando en 1928 cuando analizó el Austin 7 Gordon England Sunshine Saloon.

A principios de 1962, la revista cambió el nombre por el que sería conocido popularmente: Autocar. Un par de décadas después, en 1988, Autocar absorbió a la revista rival "Motor", una publicación con la que había competido en los quioscos desde 1903. Esto llevó también a que en septiembre de 1988 se cambiará nuevamente el nombre por "Autocar & Motor" para reflejar este cambio, si bien en 1994 se volvió a retomar el nombre original de Autocar.

Con los años, Autocar ha sido cedido bajo licencia a editoriales de todo el mundo y la revista se publica actualmente en dieciséis países además de Reino Unido, incluidos China, India, Indonesia, Japón, Malasia y Vietnam.

Aquí puedes ver una colección de portadas de la revista Autocar en la década de 1950, una época que muchos consideran la edad dorada de la revista: 

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50

Portadas de la revista Autocar en los años 50