Los primeros diseños de edificios con suficiente altura para que pasaran a ser denominados popularmente como "rascacielos" (skyscrapers), se remontan a finales del siglo XIX, y fueron construidos predominantemente en las ciudades estadounidenses de Nueva York y Chicago.
Hasta aquella época, las ciudades de los Estados Unidos se componían tradicionalmente de edificios de baja altura, pero el notable crecimiento económico tras la Guerra de secesión estadounidense, y el uso cada vez más intensivo de la tierra urbana, alentaron el desarrollo de edificios más altos a partir de la década de 1870.
Las mejoras tecnológicas por su parte, permitieron además la construcción de estructuras de armazón de hierro ignífugas con cimientos profundos, equipadas con nuevos inventos como el ascensor y la iluminación eléctrica. Esto hizo que fuera técnica y comercialmente viable construir una nueva clase de edificios más altos, el primero de los cuales fue el Home Insurance Building de Chicago, un edificio de 41 metros de altura inaugurado en 1885 y que es considerado el primer rascacielos de la historia.
La ciudad de Chicago abrió así el camino para el diseño y construcción de los primeros rascacielos, muchos de ellos construidos en el centro del distrito financiero entre finales de la década de 1890 y principios de 1890. Estos primigenios rascacielos intentaron equilibrar las preocupaciones estéticas con un diseño comercial práctico, produciendo grandes edificios cuadrados que albergan tiendas y restaurantes en la planta baja y contienen oficinas alquilables en los pisos superiores.
Por el contrario, los rascacielos de Nueva York eran con frecuencia torres más estrechas y a menudo criticadas por su "falta de elegancia". En 1892, Chicago prohibió la construcción de nuevos rascacielos de más de 46 metros de altura, dejando el desarrollo de los edificios más altos del mundo a la ciudad de Nueva York. De esta forma, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX surgió una nueva ola de construcción de rascacielos.
El primer rascacielos de Nueva York sería el Park Row Building, un rascacielos de 119 metros de altura que fue el edificio de oficinas más alto del mundo desde 1899 (fecha de su inauguración) hasta 1908, cuando fue superado por los 187 metros de altura de la torre del Singer Building. A esta "fiebre del rascacielos" se sumaron también icónicos edificios como el Flatiron (87 metros de altura); el edificio One Times Square (111 metros); la Metropolitan Life Insurance Company Tower (210 metros); o el edificio Woolworth de 241 metros de altura.
Aunque estos rascacielos fueron un éxito comercial, las críticas aumentaron a medida que rompían el horizonte ordenado de la ciudad y hundían las calles y los edificios vecinos en una sombra perpetua. Todos estos factores, combinados con una fuerte recesión económica, llevó a la introducción de restricciones en las nuevas edificaciones de Nueva York con la ley de Zonificación en 1916. Como resultado, la construcción de nuevos rascacielos quedaría prácticamente paralizada durante varios años. No sería hasta finales de los años 20 y principios de la década de 1930 cuando comenzaría un nuevo boom en Nueva York y otras ciudades por construir nuevos rascacielos, desatando a su vez una competición por levantar el edificio más alto del mundo.
Aquí puedes ver una colección de fotografías de los primeros rascacielos de la historia, construidos entre 1885 y 1916, en lo que fue la época más temprana de este tipo de edificios.
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