El 7 de mayo de 1942, el fotógrafo I. Russel Sorgi regresaba en su coche las oficinas del periódico Buffalo Courier Express (Nueva York) donde trabajaba, cuando vio varios coches de policía a la carrera que le adelantaron. Russel decidió seguirlos en busca de la noticia, hasta que los vehículos se detuvieron en el Hotel Genesee, situado en una de las calles principales de la ciudad de Buffalo.
Nada más llegar observó que había una mujer sentada en la repisa de una de las ventanas del octavo piso del Hotel, amenazando con tirarse al vacío, mientras se iban acercando cada vez más curiosos al lugar. Russel cogió rápidamente su cámara del coche y segundos después la mujer cumplió su amenaza.
Tras saludar a la pequeña multitud que ya se había congregado abajo, la mujer se lanzó al vacío entre gritos de los espectadores mientras su cuerpo se desplomaba hasta la calle. El fotógrafo I. Russel Sorgi consiguió tomar una fotografía del momento exacto del suicidio, una impactante imagen de la mujer precipitándose contra el suelo cuando apenas le quedaban unos pocos metros de caída.
Tras su publicación en varios medios, la fotografía pasó a conocerse popularmente como "La divorciada deprimida" (The Despondent Divorcee), aunque por lo que se supo de la investigación, la mujer de la imagen, Mary Miller, nunca había estado casada. Este extraño caso de suicidio no se llegó nunca a resolver, ya que no se consiguió descubrir ningún motivo aparente para el suicidio, tampoco se encontró ninguna nota, ni se supo la razón por la que la mujer saludó a la multitud inmediatamente antes de terminar con su vida.
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La impresionante fotografía de un joven cayendo de un avión en 1970
El 24 de febrero de 1970, Keith Sapsford, un niño de 14 años, moría al caer desde el compartimento del tren de aterrizaje un avión DC-8 de Japan Airlines. La aeronave acababa de despegar en el aeropuerto de Sídney (Australia) en un vuelo a Tokio, Japón. Aparentemente, Sapsford había intentado colarse en el avión como polizón, pero momentos después del despegue acabó cayendo al suelo desde una altura de 60 metros, muriendo al instante.
John Gilpin, un fotógrafo australiano que estaba tomando fotos de aviones que despegaban de ese aeropuerto el mismo día, pudo captar la impresionante fotografía del joven en el aire justo en el momento que comenzaba su caída. En realidad Gilpin no se dio cuenta de la dramática imagen en ese instante, sino que lo descubrió una semana después cuando reveló las fotografías.
El joven Keith Sapsford se había escapado de casa unos días antes, y según dijeron sus padres, su gran sueño era viajar y conocer mundo, lo que probablemente le llevó a cometer esta locura que le acabó costando la vida.
Los técnicos afirmaron que Keith probablemente estuvo escondido en el compartimento del tren de aterrizaje mucho tiempo antes del despegue. El niño permaneció oculto hasta que el avión despegó, pero cuando el aparato levantó el vuelo y las ruedas se movieron para guardarse, el joven se precipitó al vacío. Los médicos que le atendieron comentaron poco después, que de haberlo conseguido, el joven habría muerto igualmente debido a las bajas temperaturas y la falta de oxígeno.
John Gilpin, un fotógrafo australiano que estaba tomando fotos de aviones que despegaban de ese aeropuerto el mismo día, pudo captar la impresionante fotografía del joven en el aire justo en el momento que comenzaba su caída. En realidad Gilpin no se dio cuenta de la dramática imagen en ese instante, sino que lo descubrió una semana después cuando reveló las fotografías.
El joven Keith Sapsford se había escapado de casa unos días antes, y según dijeron sus padres, su gran sueño era viajar y conocer mundo, lo que probablemente le llevó a cometer esta locura que le acabó costando la vida.
Los técnicos afirmaron que Keith probablemente estuvo escondido en el compartimento del tren de aterrizaje mucho tiempo antes del despegue. El niño permaneció oculto hasta que el avión despegó, pero cuando el aparato levantó el vuelo y las ruedas se movieron para guardarse, el joven se precipitó al vacío. Los médicos que le atendieron comentaron poco después, que de haberlo conseguido, el joven habría muerto igualmente debido a las bajas temperaturas y la falta de oxígeno.
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