A principios de la década de 1890, Carl Størmer, un joven que estudiaba matemáticas en la Universidad Royal Frederick (Universidad de Oslo), se enamoró de una mujer que al parecer veía a diario en las calles de Oslo. Sin embargo, el joven Størmer era tan tímido que no se atrevía a presentarse, de manera que se las ingenió para tratar de obtener una fotografía de la mujer.
Compró una cámara fotográfica C.P. Stirn, una especie de "cámara espía" primigenia que se podía ocultar en la ropa. El aparato, de forma redonda y plana, lo llevaba escondido debajo de su chaleco, mientras que la lente de la cámara pasaba por uno de los ojales del chaleco.
Para tomar las fotografías, el dispositivo iba acompañado con un cable que el joven llevaba en el bolsillo y solo tenía que apretar un botón para realizar cada imagen. Por sus propias características, la cámara espía C.P. Stirn incorporaba un formato especial de celuloide adaptado, capaz de tomar hasta 6 fotografías.
Al margen de su objetivo inicial, Størmer se acabó convirtiendo en un gran aficionado a la fotografía y, con su cámara oculta, continuó tomando fotos a la gente en las calles de Oslo hasta que completó sus estudios en 1897, creando un total de 500 fotografías secretas.
Con el tiempo, Carl Størmer tuvo un exitosa carrera como matemático y astrofísico. Fue profesor de matemáticas durante 40 años en la Universidad de Oslo, y entre sus trabajos más conocidos, estudió la formación de las Auroras Polares, realizó varios trabajos sobre la Teoría de números y es el autor del "Teorema de Størmer". Debido a su importante contribución a la ciencia, un cráter situado en la cara oculta de la Luna lleva su nombre.
Nunca abandonó su pasión por la fotografía y llegó a fabricarse su propia cámara para poder fotografiar por primera vez el fenómeno de las Auroras Boreales. La mujer con la que comenzó todo, se había mudado a Estados Unidos, donde poco después se casó. Pero años más tarde regresó a Oslo y, al conocerla, Størmer le habló de sus fotografías y del papel que ella había desempeñado sin saberlo.
Las fotografías callejeras de Carl Størmer ofrecen una mirada fascinante y auténtica de la vida diaria de los ciudadanos de Oslo en la década de 1890. Era habitual que el joven Størmer saludara a los sujetos para llamar su atención, y por ello muchas imágenes muestran momentos animados, con hombres saludando con sus sombreros, mujeres elegantemente vestidas caminando por la calle o gente relajándose en el parque, en un claro contraste con la mayoría de retratos en la época donde predominan las poses serias y severas.
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