La sonrisa de la impunidad tras el asesinato de Emmett Till (1955)

El 28 de agosto de 1955, Emmett Louis Till, un adolescente afroamericano de 14 años oriundo de Chicago, fue brutalmente asesinado en la localidad de Money, Misisipi. Un terrible crimen motivado por el racismo debido a que Till supuestamente había coqueteado con una mujer blanca, Carolyn Bryant, en una tienda local.

Pocos días antes, Roy Bryant, el esposo de Carolyn, y su medio hermano J. W. Milam, habían secuestrado a Emmett Till de la casa de su tío abuelo en plena noche. Lo golpearon salvajemente, le dispararon en la cabeza y arrojaron su cuerpo al río Tallahatchie atado con alambre de púas. El cadáver mutilado del joven fue encontrado tres días después. 

Los dos hombres fueron acusados de secuestro y asesinato. A pesar de las pruebas abrumadoras, un jurado compuesto íntegramente por hombres blancos absolvió a Bryant y Milam el 23 de septiembre de 1955, tras un juicio que duró apenas cinco días  y apenas una hora de deliberación. Años más tarde, ambos confesaron el crimen en una entrevista pagada para la revista Look Magazine, aprovechando que no podían ser juzgados nuevamente por el mismo delito debido a la cláusula de doble incriminación.

Esta histórica fotografía fue realizada el 23 de septiembre de 1955 en el tribunal del condado de Tallahatchie, en Sumner, Misisipi, donde podemos ver a los dos asesinos de Emmet Till, J. W. Milam y Roy Bryant, sonrientes junto a sus esposas tras ser absueltos. La sonrisa de la impunidad: 

Los asesinos J. W. Milam y Roy Bryant sonriendo tras ser absueltos en 1955

La madre de Emmett, Mamie Till-Mobley, decidió realizar un funeral con ataúd abierto en Chicago, para que el mundo viera lo que le habían hecho a su hijo. Las fotografías publicadas por la revista Jet y otros medios como The Chicago Defender, provocaron una profunda indignación nacional e internacional. Las fotografías de los dos acusados sonriendo tras la absolución se convirtieron en un símbolo del racismo institucional del Sur estadounidense en los años 50.

Aunque el crimen quedó impune para la justicia, el asesinato de Emmett Till se convirtió en un punto de inflexión en el movimiento por los derechos civiles y contra la segregación racial en Estados Unidos e inspiró a activistas como Rosa Parks, quien meses después se negó a ceder su asiento en un autobús en Montgomery, Alabama.

Décadas más tarde, el caso ha seguido siendo investigado y recordado como un símbolo de la injusticia racial y de la lucha por la igualdad. En 2022, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley Emmett Till Antilynching Act, la cual tipifica el linchamiento como delito federal.

Fotografía del joven Emmett Till junto a su madre

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