En junio de 1954, en la ciudad de Madrid se vivió un episodio tan curioso como inolvidable. Tras ser transportada por media ciudad, en pleno centro urbano se comenzó a exhibir una gigantesca ballena de 20 metros de longitud y 60 toneladas de peso.
La historia comenzó unos meses antes, cuando a mediados de abril de 1954, un ballenero que había sido contratado por un empresario, capturó una enorme ballena en aguas del Atlántico, muy cerca de Gibraltar. Surgió entonces la idea de convertir al animal en un espectáculo itinerante. Para ello, se embalsamó el cadáver de la ballena de forma rudimentaria y se cargó sobre lo que los organizadores anunciaron como "el camión más grande del mundo".
El día 13 de junio de ese año, la ballena, a la que se llamó "Moby Dick", fue exhibida en una carpa levantada en la Plaza de la Moncloa. Los madrileños formaron colas para contemplar algo extraordinario y que la mayoría jamás había visto, en un espectáculo ambulante que duró dos semanas y por el que se cobraba dos pesetas por la entrada. Junto al cadáver del animal se colocaron carteles que explicaban las partes del cuerpo; mientras un cronista de la época describió el evento como "una reina vencida de los océano que producía estupor".
Sin embargo, lo que comenzó como una atracción de feria pronto se tornó en un espectáculo incómodo para la mayoría. La conservación del animal era totalmente precaria, de manera que el calor y la exposición al aire empezaron a pasar factura y se comenzó a extender un fuerte olor que hacía que el ambiente por momentos se volviera desagradable. Al cabo de dos semanas, la exhibición se retiró de Madrid y la ballena continuó su "gira" por otras ciudades de España como Barcelona o Zaragoza.





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