Esta impresionante imagen de varios fotógrafos tumbados a escasos metros de la pista durante el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 de 1969, resulta hoy tan impactante como inconcebible. Sin vallas de seguridad adecuadas, sin escapatorias, separados de la pista únicamente por un guardarraíl y con monoplazas circulando a gran velocidad, estos profesionales asumían riesgos extremos para capturar la mejor instantánea.
Por aquellos años, apenas un par de décadas después de que se celebrara el primer GP de Fórmula 1 de la historia, la seguridad tanto de pilotos como de periodistas, era secundaria frente al espectáculo y la cercanía a la acción. Esta fotografía no solo documenta una carrera histórica, sino también una época en la que el fotoperiodismo deportivo era, en muchos casos, una auténtica profesión de riesgo.
Aquella carrera, disputada en las estrechas calles del Principado, fue ganada por Graham Hill al volante de su Lotus, consolidando aún más su legendaria relación con Mónaco.

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