En 1901, el icónico monumento megalítico de Stonehenge fue objeto de su primera restauración oficial, marcando un punto de inflexión en la historia moderna del sitio. Esta intervención fue realizada para enderezar y asegurar una de las grandes piedras verticales (sarsens), que había comenzado a inclinarse y amenazaba con derrumbarse.
La restauración de Stonehenge fue dirigida por el ingeniero y arqueólogo William Gowland, quien no solo supervisó el enderezamiento de la piedra con maquinaria moderna, sino que también aprovechó la ocasión para realizar una de las primeras excavaciones científicas del sitio. Durante los trabajos, se documentaron varias herramientas de pedernal, fragmentos óseos y otros restos prehistóricos, lo que ofreció nuevas pistas sobre los antiguos constructores de Stonehenge.
Para asegurar la estabilidad de la piedra restaurada, se utilizó una base de cemento, una solución moderna que garantizaba su permanencia en pie, aunque alteraba su autenticidad arqueológica. Esta decisión, vista hoy en día con cierta controversia, fue en su momento considerada una medida de conservación necesaria.
La intervención de 1901 marcó el inicio de una serie de restauraciones adicionales que se extendieron durante todo el siglo XX. Algunos expertos apuntan incluso a que Stonehenge ha sido "demasiado restaurado", y que el monumento que vemos hoy en realidad no refleja completamente su estado original antes de las intervenciones modernas.
En cualquier caso y pese a la críticas posteriores, la primera restauración de Stonehenge en 1901 fue pionera tanto por su enfoque técnico como por su valor arqueológico. Fue la primera vez que se intentó preservar activamente este antiguo monumento, evitando su deterioro progresivo y abrió el camino hacia su protección como símbolo del patrimonio británico y mundial.
Aquí puedes ver una colección de fotografías históricas que nos muestran cómo era el monumento megalítico de Stonehenge en el siglo XIX, antes de su restauración en 1901:
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