Entre 1920 y 1933, durante la época de la conocida como "Ley seca" en los Estados Unidos, la ciudad de Detroit se convirtió en uno de los centros principales de operaciones para el contrabando de alcohol, particularmente de bebidas como el ron, con organizaciones criminales como la famosa Purple Gang que movían grandes cantidades de alcohol a través de la frontera con Canadá. Según las estimaciones, la zona cerca de Detroit que comprende el río y el lago St. Clair, representaba aproximadamente el 75% de todo el licor de contrabando que llegaba a los Estados Unidos.
Debido a que en aquellos años no existían aún puentes ni túneles para atravesar el río, los contrabandistas utilizaban botes y pequeñas embarcaciones para el transporte en verano, mientras que en la época de invierno recurrían a automóviles para cruzar la gruesa capa de hielo que hace un siglo cubría el río. Cuando los ríos y lagos se congelaban en invierno, los contrabandistas simplemente los cruzaban en coche o patinando sobre el hielo, arrastrando en algunos casos trineos llenos de whisky y ron.
El viaje era lógicamente muy peligroso y se sabe que algunos vehículos sobrecargados acabaron en el fondo del río tras resquebrajarse la capa de hielo debido al exceso de peso. Para intentar minimizar los riesgos, era habitual que se condujeran los coches con una puerta abierta, de modo que si el hielo se rompía el conductor tuviera alguna oportunidad de escapar.
Al tratarse de una actividad ilegal, es muy probable que nunca hayan existido demasiadas imágenes sobre esta práctica, las cuales serían en definitiva una prueba del delito, pero afortunadamente se han conservado hasta nuestros días algunas fotografías de esta curiosa y peligrosa forma de transportar alcohol de contrabando en los años 20.