El Concorde sigue siendo uno de los aviones más icónicos que jamás haya surcado los cielos. Su historia comenzó a finales de la década de 1950, cuando el Reino Unido y Francia estaban considerando desarrollar un transporte supersónico.
La British Bristol Airplane Company y la French Sud Aviation estaban trabajando en dos diseños diferentes, ambos financiados en gran parte por sus respectivos gobiernos: el Type 223 británico y el francés Super-Caravelle. El diseño británico era para un avión de alcance transatlántico con una capacidad para unas 100 personas, mientras que los franceses tenían la intención de construir un avión de medio alcance.
Ambos diseños estaban listos para comenzar la construcción de prototipos a principios de la década de 1960, pero el costo era tan elevado que el gobierno británico exigió que se buscara la cooperación internacional. Se hicieron acercamientos a varios países, pero solo Francia mostró un interés real, principalmente porque los británicos eran la única nación que disponían de un motor para este tipo de avión supersónico, el Olympus 593.
El proyecto de desarrollo se negoció más bien como un tratado internacional entre los dos países en lugar de un acuerdo comercial entre empresas, e incluía una cláusula, originalmente solicitada por el Reino Unido, que imponía unas fuertes sanciones en el caso de que se cancelara el proyecto. El primer borrador de este tratado se firmó el 28 de noviembre de 1962. En ese momento, ambas empresas se habían acabado fusionado en otras nuevas, así que el proyecto del Concorde se realizó finalmente entre la British Aircraft Corporation y Aerospatiale.
El director del Royal Aircraft Establishment (RAE), le pidió a Morien Morgan, quien más tarde sería conocido como “el Padre del Concorde”, que formara un comité para estudiar el concepto de transporte supersónico. El programa tuvo un coste inicial de alrededor de 90 millones de dólares, pero esta cifra no tardaría en ser mucho mayor poco después debido a sobrecostos y retrasos. El coste final se estimó en algo más de 1.500 millones de dólares, y fue el factor principal por el que la producción de este legendario avión supersónico fue mucho más pequeña de lo previsto.
En las décadas que estuvo operativo, se construyeron y operaron en total 20 Concordes entre el 21 de enero de 1976 y el 24 de octubre de 2003. Mientras que los aviones comerciales subsónicos tardan aproximadamente 8 horas en completar un viaje entre París y Nueva York, el Concorde solo necesitaba alrededor de 3 horas y 30 minutos. La altitud máxima que alcanzaba el aparato era de 18.300 metros y su velocidad de crucero era de Mach 2,02 o 2158 km/h, más del doble de la velocidad media de los aviones convencionales. El récord de velocidad máxima del Concorde se estableció en 2.179 km/h.
Aquí puedes ver una colección de fotografías sobre la fabricación y construcción de los primeros aviones Concorde durante la década de 1960:
Una hermosa época que , desafortunadamente se desaprovechó por celos absurdos de fabricantes y gobiernos
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