Gracias a su imagen de rubia voluptuosa, un carisma arrollador y un talento que iba más allá de su apariencia, Jayne Mansfield se convirtió en un símbolo del cine y en una de las actrices más icónicas de Hollywood en la década de 1950 y principios de los años 60.
Desde muy joven mostró interés por el espectáculo y por ello estudió teatro en la Universidad de Texas antes de mudarse a Los Ángeles en busca de fama. Su gran oportunidad llegó en 1955 cuando firmó con 20th Century Fox, estudio que la promovió como la gran rival de Marilyn Monroe.
Mansfield destacó en películas como The Girl Can’t Help It (1956), Will Success Spoil Rock Hunter? (1957) y Kiss Them for Me (1957), pero además de su carrera en el cine, fue una estrella del teatro y la televisión, y se convirtió en un icono de la cultura pop gracias a su ingeniosa autopromoción y su imagen deslumbrante.
Sin embargo, a medida que avanzaban los años 60, su carrera comenzó a declinar debido a los cambios en la industria y su asociación con producciones de menor presupuesto. A pesar de ello, Mansfield siguió siendo una figura mediática influyente y un auténtico símbolo sexual de la época hasta su trágica muerte en un accidente automovilístico el 29 de junio de 1967, con 34 años de edad.
Más allá de su imagen de sex symbol, Jayne Mansfield fue una mujer inteligente y talentosa, con un coeficiente intelectual alto y habilidades en varios idiomas. Su legado sigue vivo en la cultura popular, siendo recordada como una de las figuras más fascinantes de la era dorada de Hollywood.
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