Se conoce como Crash at Crush a un evento realmente único en la historia de Estados Unidos, donde se mezcló espectáculo, tragedia y un inusual enfoque de marketing ferroviario. El suceso ocurrió el 15 de septiembre de 1896 en el estado de Texas y estaba organizado por la Missouri-Kansas-Texas Railroad, conocida popularmente como Katy Railroad.
Por aquel entonces, los ferrocarriles eran una parte fundamental del desarrollo de la nación, y había un intensa competencia entre las diferentes compañías ferroviarias por atraer a más pasajeros. De esta forma, desde la compañía Katy Railroad se ideó una sorprendente estrategia para atraer la atención del público: provocar una colisión intencional de dos trenes de vapor, con el único objetivo de entretener a miles de espectadores.
La "brillante" mente detrás de este experimento era William George Crush, un agente de la compañía ferroviaria. Crush concibió la idea de crear un espectáculo monumental en el que dos viejas locomotoras que ya estaban fuera de servicio, chocaran de frente a gran velocidad. Se eligió para el evento una zona despoblada situada a 20 kilómetros al norte de Waco (Texas), donde la compañía construyó una especie de ciudad temporal llamada Crush.
Esta ciudad improvisada contaba con tiendas, tribunas, zonas para reporteros y toda clase de comodidades para los asistentes, lo que convirtió el evento en un auténtico festival. Incluso se llegó a instalar una carpa de circo de los Ringling Brothers, el espectáculo circense más famoso de Estados Unidos y en el que trabajaría años después Robert Wadlow, la persona más alta de la historia.
El éxito del Crash at Crush fue absoluto y miles de personas viajaron hasta allí, tanto de la propia Texas como también desde otros lugares del país, atraídas por la promesa de presenciar la brutal colisión de las locomotoras, un evento que probablemente no volverían a presenciar.
En total, se estima que entre 30.000 y 40.000 personas asistieron, lo que superó por mucho las expectativas de la organización. La idea era simple pero espectacular: dos trenes, propulsados por antiguas locomotoras a vapor, arrancarían desde extremos opuestos de la vía y chocarían frontalmente entre sí. A las cinco de la tarde, los trenes, decorados y con cuatro vagones cada uno, comenzaron su recorrido en direcciones opuestas. Los trenes alcanzaron una velocidad aproximada de 72 kilómetros por hora cuando finalmente colisionaron, creando una inmensa nube de vapor, escombros y ruido.
Lo que la organización no había previsto fue que el impacto sería mucho más destructivo de lo planeado inicialmente. Las calderas de ambos trenes explotaron violentamente al colisionar, lanzando fragmentos de metal, madera y otros restos hacia la multitud. En medio de la euforia del choque, el caos y el pánico se apoderaron rápidamente del lugar. El evento promocional Crash at Crush pronto se convirtió en tragedia, con tres personas fallecidas (dos de manera directa tras la colisión de los trenes) y decenas que resultaron heridas por los escombros que habían volado en todas direcciones.
A pesar del desastre, la Missouri-Kansas-Texas Railroad apenas tuvo que afrontar consecuencias legales significativas. William George Crush, quien fue inicialmente despedido por su rol en la organización del evento, fue reincorporado en su puesto al día siguiente. Curiosamente, aunque las muertes y los heridos fueron indudablemente una tragedia, la compañía ganó una enorme publicidad a nivel nacional. Los periódicos de aquellos años cubrieron ampliamente el evento, y el choque de trenes quedó grabado en la memoria colectiva de la época como un ejemplo de la delgada línea entre el espectáculo y el peligro.
El Crash at Crush es hoy recordado como uno de los eventos más inusuales y extravagantes de la historia de Texas, un experimento fallido de marketing que resultó ser mucho más letal de lo que sus organizadores imaginaron. Además de su impacto mediático, el choque fue documentado por el célebre fotógrafo de la época Jarvis Dean, quien también resultó herido pero cuyas imágenes ayudaron a perpetuar la leyenda del evento.
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