Existen varias versiones sobre el motivo por el que Marilyn Monroe hizo una curiosa sesión fotográfica vestida con un saco de patatas a principios de los años 50.
La versión más extendida es que la actriz fue criticada poco antes por una columnista de una revista femenina, por usar un escotado vestido rojo para una fiesta en un hotel de Beverly Hills. En su columna, la periodista llamó a Marilyn "barata" y vulgar, y sugirió que la actriz se vería mejor con un saco de patatas.
Los estudios Twentieth Century Fox decidieron sacar provecho de la historia y realizaron una sesión fotográfica para demostrar que Marilyn Monroe se podría ver sexy con cualquier cosa. Las fotografías se popularizaron rápidamente, y se publicaron en periódicos de todo el país.
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Así era volar en Primera clase en los años 60
Durante la década de los años 60, se comenzaron a estandarizar en algunas compañías los asientos de Primera clase, ofreciendo a los pasajeros un servicio notablemente superior a las del resto del pasaje.
Quien viajaba en Primera clase contaba con mucho más espacio para las piernas, todo el servicio de bebidas y comidas estaba incluido en el precio del billete, y varias azafatas y asistentes de vuelo dedicados exclusivamente a atender sus necesidades. Una época que se conoció como la "Edad de oro de los viajes aéreos", y en la que incluso conocidos diseñadores de todo el mundo se encargaron de mejorar el aspecto visual de la cabina de Primera clase, o de detalles como los uniformes de las azafatas, o los cubiertos.
En la actualidad, la clase "Business" es el equivalente a los asientos de Primera clase de hace décadas, y aunque también gozan de ciertos privilegios y comodidades respecto a los demás asientos del avión, poco tienen que ver con el lujo de antaño.
Los archivos de la compañía aérea SwissAir (ETH Bibliothek Swissair Archive) contienen una buena colección de fotografías donde se puede ver cómo era volar en Primera clase en sus aviones durante la década de 1960:
Quien viajaba en Primera clase contaba con mucho más espacio para las piernas, todo el servicio de bebidas y comidas estaba incluido en el precio del billete, y varias azafatas y asistentes de vuelo dedicados exclusivamente a atender sus necesidades. Una época que se conoció como la "Edad de oro de los viajes aéreos", y en la que incluso conocidos diseñadores de todo el mundo se encargaron de mejorar el aspecto visual de la cabina de Primera clase, o de detalles como los uniformes de las azafatas, o los cubiertos.
En la actualidad, la clase "Business" es el equivalente a los asientos de Primera clase de hace décadas, y aunque también gozan de ciertos privilegios y comodidades respecto a los demás asientos del avión, poco tienen que ver con el lujo de antaño.
Los archivos de la compañía aérea SwissAir (ETH Bibliothek Swissair Archive) contienen una buena colección de fotografías donde se puede ver cómo era volar en Primera clase en sus aviones durante la década de 1960:
Fotografías de la Hacienda de Pablo Escobar a principios de los 90
Situada en el valle del río Magdalena, entre la ciudad de Medellín y Bogotá, la capital de Colombia, la Hacienda Nápoles fue adquirida en 1978 por Pablo Escobar, el fundador y líder del Cartel de Medellín.
Se trataba de un enorme rancho de casi 3.000 hectáreas, que Escobar quería convertir en el símbolo del Cartel, y para ello construyó carreteras, varios edificios con docenas de habitaciones, una plaza de toros, varios lagos artificiales, piscinas, una pista de aterrizaje de aviones, un helipuerto, establos, una gasolinera propia, e incluso un zoológico. El dinero no fue un problema para acondicionar su Hacienda Nápoles, ya que se estima que en el apogeo de su poder, Pablo Escobar tenía una fortuna de 30.000 millones de dólares.
Para su zoológico, Escobar comenzó a hacer contrabando de todo tipo de animales, como jirafas, hipopótamos, camellos, jirafas, rinocerontes, elefantes, canguros, avestruces, u otros animales exóticos. Para evitar problemas, ya que Escobar permitió la entrada a su zoológico a todo el mundo, no se metió en la finca ningún animal depredador.
En la entrada de la hacienda Nápoles se colocó una avioneta Piper idéntica a la que el capo de la droga utilizó para llevar su primer cargamento de droga a Estados Unidos. El interior de la Hacienda estaba poblado con estatuas de dinosaurios y otros animales.
Al igual que su propietario, la Hacienda Nápoles vivió su apogeo durante la década de 1980, hasta que en 1991 fue confiscada por la justicia. La mayoría de los animales fueron llevados a otros zoológicos del país, con la excepción de los hipopótamos, que vagaron libres por la finca y se han multiplicado con el tiempo.
La Hacienda de Pablo Escobar quedó abandonada y la mayoría de sus edificios están actualmente en ruinas. Sin embargo parte del lugar se convirtió en un parque temático en el que se pueden ver varias especies de animales que han quedado en la finca, junto a varias atracciones para el público.
Durante la confiscación por el ejército en 1991, se realizaron varias fotografías de la finca en las que se pueden ver cómo era la Hacienda de Pablo Escobar en su apogeo.
Se trataba de un enorme rancho de casi 3.000 hectáreas, que Escobar quería convertir en el símbolo del Cartel, y para ello construyó carreteras, varios edificios con docenas de habitaciones, una plaza de toros, varios lagos artificiales, piscinas, una pista de aterrizaje de aviones, un helipuerto, establos, una gasolinera propia, e incluso un zoológico. El dinero no fue un problema para acondicionar su Hacienda Nápoles, ya que se estima que en el apogeo de su poder, Pablo Escobar tenía una fortuna de 30.000 millones de dólares.
Para su zoológico, Escobar comenzó a hacer contrabando de todo tipo de animales, como jirafas, hipopótamos, camellos, jirafas, rinocerontes, elefantes, canguros, avestruces, u otros animales exóticos. Para evitar problemas, ya que Escobar permitió la entrada a su zoológico a todo el mundo, no se metió en la finca ningún animal depredador.
En la entrada de la hacienda Nápoles se colocó una avioneta Piper idéntica a la que el capo de la droga utilizó para llevar su primer cargamento de droga a Estados Unidos. El interior de la Hacienda estaba poblado con estatuas de dinosaurios y otros animales.
Al igual que su propietario, la Hacienda Nápoles vivió su apogeo durante la década de 1980, hasta que en 1991 fue confiscada por la justicia. La mayoría de los animales fueron llevados a otros zoológicos del país, con la excepción de los hipopótamos, que vagaron libres por la finca y se han multiplicado con el tiempo.
La Hacienda de Pablo Escobar quedó abandonada y la mayoría de sus edificios están actualmente en ruinas. Sin embargo parte del lugar se convirtió en un parque temático en el que se pueden ver varias especies de animales que han quedado en la finca, junto a varias atracciones para el público.
Durante la confiscación por el ejército en 1991, se realizaron varias fotografías de la finca en las que se pueden ver cómo era la Hacienda de Pablo Escobar en su apogeo.
La entrada a la Hacienda Nápoles, con la avioneta Piper sobre el arco de acceso a la finca
Vista aérea de la Hacienda Nápoles
Uno de los edificios principales del complejo
Un soldado junto a dos rinocerontes de la Hacienda
Dos soldados observan las esculturas del interior de la Hacienda
El cartel de bienvenida para los visitantes del zoológico
Soldados observando la charca de los hipopótamos
Otra imagen de parte de la Hacienda Nápoles a principios de los 90
Un cartel con algunas de las especies de animales que se podían ver en la Hacienda de Escobar
Un grupo de periodistas que cubren la noticia, junto a la zona de los elefantes
Un soldado junto a una de las aves exóticas del zoológico
Pablo Escobar en el apogeo de su poder
El increíble final de la carrera NASCAR en Daytona de 1976
El 15 de febrero de 1976 se corría en el circuito Daytona International Speedway, situado en Daytona Beach, Florida, la 18ª edición del evento "Daytona 500" de la serie NASCAR. La carrera pasó a la historia del automovilismo por su increíble final, con una última vuelta en la que se vivió un espectacular duelo entre los pilotos David Pearson y Richard Petty.
Cuando los dos corredores pasaron la bandera blanca como señal de última vuelta, Richard Petty iba en cabeza al volante de su coche "No. 43 Petty Blue y Day-Glo Red Dodge", por delante del icónico "No. 21 Wood Brothers Racing Mercury" de David Pearson.
En la recta final, Pearson comenzó a presionar con fuerza para obtener la victoria, y consiguió adelantar a Petty al llegar a la curva 3, con Petty moviéndose a la línea de fondo para tratar de volver a pasar a Pearson cuando ambos corredores llegaban a la curva 4.
Cuando salieron de la curva 4, Petty adelantó a Pearson en una maniobra muy ajustada, y cuando Pearson giró para intentar volver a tomar la delantera, el morro de su Mercury golpeó la parte trasera del coche de Petty, haciéndole perder el control de su vehículo, y estrellándose los dos corredores contra el muro.
Petty golpeó la pared una fracción de segundo después de su rival, cuando estaba muy por delante de Pearson. Pero justo cuando parecía que Petty conseguiría rebasar la bandera de cuadros y ganar la carrera, su automóvil quedó parado en la tierra interior, a solo a unos metros de la línea de meta.
En esos pocos segundos de incertidumbre, Pearson fue capaz de volver a arrancar su Mercury, muy dañado por el golpe contra el muro, y consiguió llegar a la meta, recibiéndole la bandera de cuadros y ganando la carrera.
Richard Petty comentó tras esta auténtica final de infarto: "A pesar de todas las carreras que he ganado en mi vida, la carrera que más recordarán es la que perdí".
El final de la carrera fue televisado en directo por la cadena estadounidense ABC, y es considerado por la mayoría de aficionados al automovilismo como el mejor final de la historia de la NASCAR y uno de los mejores finales de la historia de las carreras de automóviles.
Cuando los dos corredores pasaron la bandera blanca como señal de última vuelta, Richard Petty iba en cabeza al volante de su coche "No. 43 Petty Blue y Day-Glo Red Dodge", por delante del icónico "No. 21 Wood Brothers Racing Mercury" de David Pearson.
En la recta final, Pearson comenzó a presionar con fuerza para obtener la victoria, y consiguió adelantar a Petty al llegar a la curva 3, con Petty moviéndose a la línea de fondo para tratar de volver a pasar a Pearson cuando ambos corredores llegaban a la curva 4.
Cuando salieron de la curva 4, Petty adelantó a Pearson en una maniobra muy ajustada, y cuando Pearson giró para intentar volver a tomar la delantera, el morro de su Mercury golpeó la parte trasera del coche de Petty, haciéndole perder el control de su vehículo, y estrellándose los dos corredores contra el muro.
Petty golpeó la pared una fracción de segundo después de su rival, cuando estaba muy por delante de Pearson. Pero justo cuando parecía que Petty conseguiría rebasar la bandera de cuadros y ganar la carrera, su automóvil quedó parado en la tierra interior, a solo a unos metros de la línea de meta.
En esos pocos segundos de incertidumbre, Pearson fue capaz de volver a arrancar su Mercury, muy dañado por el golpe contra el muro, y consiguió llegar a la meta, recibiéndole la bandera de cuadros y ganando la carrera.
Richard Petty comentó tras esta auténtica final de infarto: "A pesar de todas las carreras que he ganado en mi vida, la carrera que más recordarán es la que perdí".
El final de la carrera fue televisado en directo por la cadena estadounidense ABC, y es considerado por la mayoría de aficionados al automovilismo como el mejor final de la historia de la NASCAR y uno de los mejores finales de la historia de las carreras de automóviles.