Reconocido mundialmente por su faceta de novelista y máximo representante del naturalismo literario, el escritor francés Émile Zola destacó también como dramaturgo y como un periodista comprometido con sus ideales políticos, implicándose profundamente en el polémico "Caso Dreyfus". Pero un aspecto no tan conocido de Zola fue su gran afición a la fotografía.
Al escritor le regalaron una cámara fotográfica en 1888, si bien no la comenzó a utilizar hasta 1895. En todo caso, se convirtió en una de sus grandes aficiones, hasta tal punto que alcanzó un nivel casi profesional, desarrollando sus propios negativos o realizando experimentos con nuevos métodos y materiales que documentaba minuciosamente.
Como parte de su afición y dado su interés por el mundo moderno, Émile Zola comenzó también a documentar sus propios viajes para plasmar el mundo cambiante, así como la evolución de la cultura y la nueva forma de vida moderna que empezaba a desarrollarse en las ciudades. Entre sus colecciones de fotografías más destacadas, Zola realizó en 1900 una serie de fotos de la ciudad de Paris, combinando imágenes del entorno privado y familiar del artista con la ajetreada vida de las calles de París.
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