El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet es probablemente uno de los vehículos descapotables más extremos y espectaculares que se han hecho. 

Un joven millonario suizo llamado Philippe Barraud, buscaba tener un coche totalmente personalizado, así que en 1936 encargó el chasis de un clásico Cadillac V16 a la compañía para que se lo enviaran a Lausana (Suiza), donde Willy Hartmann (quien se había ganado una gran reputación en la época personalizando coches) se encargaría de terminarlo instalando la carrocería. De esta forma, Philippe podía además supervisar personalmente el trabajo. 

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, el espectacular Cadillac personalizado estuvo guardado en un garaje durante 10 años, hasta que Philippe decidió volver a usarlo, dándole una nueva capa de pintura. Poco después sufrió un pequeño accidente que destruyó la parte delantera y los faros, así que pintó el coche de nuevo (en este caso de marrón) y sustituyó los faros delanteros y el parachoques.  

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet acabaría abandonado durante más de dos décadas. En 1968 el coche fue descubierto en un campo cerca de Ginebra en un estado de total abandono por Jean-Jacques Belet, quien lo adquirió a su antiguo propietario y lo restauró. Desde entonces, el Cadillac V16 personalizado ha pasado por cerca de 10 propietarios diferentes y restaurado en varias ocasiones. 

Actualmente se exhibe en el Blackhawk Museum de California y su precio actual se estima en varios millones de dólares. Aquí puedes ver una colección de fotografías del Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937 original y su evolución a lo largo de los años:

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

El espectacular Cadillac V16 Series 90 Hartmann Cabriolet de 1937

Anuncio de un revólver seguro para niños en 1904

La cultura de las armas en Estados Unidos se remonta a la época colonial y se ha seguido manteniendo durante siglos, llegando hasta nuestros días. 

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, no solo era algo habitual en el Salvaje Oeste que los ciudadanos portaran armas, sino que en casi cualquier ciudad o pueblo del país, el uso de armas de fuego como defensa estaba ampliamente extendido. 

Un curioso ejemplo de ello es este anuncio de la empresa Iver Johnson, donde se promocionaba en 1904 un revólver tan seguro que incluso los niños pequeños podían utilizarlo sin peligro. El arma salió al mercado con un precio de seis dólares (el equivalente a 175$ hoy en día) y como curiosidad, fue un arma de fuego de Iver Johnson la que se utilizaría para asesinar al presidente William McKinley en 1901 y décadas después a Robert F. Kennedy en 1968. 

Anuncio de un revólver seguro para niños en 1904


Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

En su búsqueda para maximizar la productividad y la eficiencia en los espacios de trabajo, el ingeniero estadounidense Frederick Winslow Taylor publicó varios estudios a principios del siglo XX que darían paso poco después a las "oficinas modernas". 

Durante los años 20, todo tipo de empresas de Estados Unidos adoptarían los diseños de Taylor para sus oficinas, con los empleados trabajando juntos en una misma planta y sentados en su propio escritorio, mientras los jefes podían tener observar el trabajo y controlar a sus empleados desde su propia oficina privada. 

Aquí puedes ver una colección de fotografías de estas primeras oficinas modernas a principios del siglo XX, antes y después de que las ideas de Frederick Taylor se llevaran a la práctica: 


Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

Fotografías de oficinas a principios del siglo XX

El primer repostaje en el aire (1921)

El repostaje en el aire, que permite a los aviones reabastecerse de combustible durante el vuelo sin tener que aterrizar, es algo relativamente habitual hoy en día. 

Este proceso de reabastecimiento aéreo no está exento de riesgos. Sigue siendo un procedimiento complejo que se ha ido puliendo y mejorando a lo largo del tiempo desde que se realizó por primera vez en los años 20

El pionero de la aviación Alexander P. de Seversky, era piloto de la Armada Imperial Rusa en 1917 cuando propuso por primera vez aumentar la duración en vuelo de los aviones de combate reabasteciéndolos de combustible en el aire, aunque su idea no se llevaría a la práctica hasta años después. 

Fue cuando emigró a Estados Unidos y trabajó como ingeniero en el Departamento de Guerra, cuando solicitó en 1921 la primera patente para repostaje aire-aire. Ese mismo año se conseguiría por fin este hito de la aviación. 

El primer repostaje en el aire tuvo lugar el 12 de noviembre de 1921, y se realizó de manera algo "rudimentaria", siendo más bien en una típica acrobacia aérea de los años 20 que un procedimiento práctico.

Wesley May se subió a una avioneta Lincoln Standard y caminó por las alas del avión en pleno vuelo con una lata de combustible atada a su espalda, hasta llegar a un avión Curtiss JN-4 donde vertió el combustible en el tanque de gasolina. 

El primer repostaje en el aire - 1921

La hazaña de Wesley May fue un truco espectacular, que si bien no era realmente práctico para el objetivo final de reabastecer de combustible a los aviones en el aire, sirvió para demostrar que era posible hacerlo. 

Poco después, en 1923 el ejército de Estados Unidos comenzó a realizar pruebas en el aeródromo de Rockwell Field en San Diego (California), para conseguir un repostaje en vuelo más práctico llevando una manguera de un avión a otro. Para ello utilizaron un biplano DH-4B que iba equipado con un tanque extra de combustible y una manguera de 15 metros para realizar el repostaje aéreo. 

Ya se incluyeron además medidas de seguridad. Si la manguera se soltase durante el repostaje, la válvula cortaría inmediatamente el flujo de combustible.  

El primer vuelo de prueba se realizó el 20 de abril de 1923. Los dos aviones permanecieron conectados cerca de 40 minutos, aunque no se transfirió combustible entre las dos aeronaves, ya que el objetivo era simplemente probar si la técnica funcionaría. El éxito de este primer intento hizo que durante los siguientes meses se realizaran ya los primeros repostajes aéreos completos

El 27 de junio de 1923 los pilotos Lowell Smith y John P. Richter consiguieron finalmente realizar el primer repostaje en vuelo con manguera, batiendo el récord mundial de permanencia en el aire al estar 37 horas en vuelo sin bajar a repostar. 

Durante los siguientes años, numerosos pilotos privados comenzaron a utilizar esta técnica de repostaje en el aire para batir el récord de permanencia en vuelo. Para junio de 1930 ya se había establecido en 553 horas, para lo que se necesitaron más de 200 reabastecimientos en vuelo y al mes siguiente el nuevo récord llegó a las 647 horas (27 días en el aire). 

Aquí puedes ver algunas históricas fotografías de los primeros repostajes en vuelo durante los años 20: 

Los primeros repostajes en vuelo

Los primeros repostajes en vuelo

Los primeros repostajes en vuelo

Los primeros repostajes en vuelo

Los primeros repostajes en vuelo


Referencias

Aerial refueling

Alexander P. de Seversky

First Aerial Refueling

First Air-to-Air Refueling

The Beginnings of Inflight Refueling


Patinando sobre hielo en Central Park en 1902

Curioso vídeo donde podemos ver a varias personas divirtiéndose patinando sobre hielo en uno de los lagos helados de Central Park (Nueva York), a principios del siglo XX. La filmación fue realizada por la compañía cinematográfica de Thomas Edison durante el invierno de 1902. 



Cuando un Ford Mustang acabó en lo alto del Empire State Building en 1966

Durante la década de 1960, los dueños del Empire State Building buscaban darle una mayor publicidad a este icónico rascacielos de Nueva York. Para ello, se pusieron en contacto con los publicistas y expertos en marketing de la firma de automóviles Ford. 

La idea que se les ocurrió fue tan original como exitosa, colocar un Ford Mustang en lo alto del edificio, en el piso 86. El Ford Mustang había salido al mercado en 1964, siendo un éxito comercial al instante tras vender más de 400.000 unidades inicialmente y superar el millón de vehículos vendidos en los primeros 18 meses. 

El proyecto para colocar el coche en la azotea del Empire State Building se demostró más complejo de lo esperado. La forma curvada del edificio hacía imposible que un helicóptero aterrizara de forma segura en la azotea y depositara el coche, por lo que los ingenieros desmontaron el Ford Mustang por completo, lo subieron por piezas en el ascensor y lo volvieron a montar en el piso 86. 

Para anticiparse a los problemas, la compañía envió un equipo previo a Nueva York para que tomaran todas las medidas de escaleras y ascensores, regresando poco después a Detroit para ponerse manos a la obra. Cortaron la carrocería del coche en cuatro secciones, desmontaron los asientos delanteros, las puertas, la consola central, el motor y la transmisión. 

Tras subir todas las piezas y montar de nuevo el puzle, finalmente nos dejaron una espectacular imagen de un Ford Mustang que parece aparcado en lo alto del Empire State Building que funcionó como una original campaña publicitaria, tanto para la marca de coches como para el propio edificio.

Como curiosidad añadida, para celebrar el 50 aniversario del modelo, en el año 2014 se volvió a repetir esta curiosa imagen, realizando el proceso casi de la misma forma, desmontando y colocando en este caso un Ford Mustang Cabriolet. 

Ford Mustang en lo alto del Empire State Building en 1966

El proyecto para colocar un Ford Mustang en la azotea del Empire State Building en 1966

El proyecto para colocar un Ford Mustang en la azotea del Empire State Building en 1966

El proyecto para colocar un Ford Mustang en la azotea del Empire State Building en 1966

El proyecto para colocar un Ford Mustang en la azotea del Empire State Building en 1966

El proyecto para colocar un Ford Mustang en la azotea del Empire State Building en 1966


Ford Mustang en lo alto del Empire State Building en 2014