La idea que se les ocurrió fue tan original como exitosa, colocar un Ford Mustang en lo alto del edificio, en el piso 86.
El Ford Mustang había salido al mercado en 1964, siendo un éxito comercial al instante tras vender más de 400.000 unidades inicialmente y superar el millón de vehículos vendidos en los primeros 18 meses.
El proyecto para colocar el coche en la azotea del Empire State Building se demostró más complejo de lo esperado. La forma curvada del edificio hacía imposible que un helicóptero aterrizara de forma segura en la azotea y depositara el coche, por lo que los ingenieros desmontaron el Ford Mustang por completo, lo subieron por piezas en el ascensor y lo volvieron a montar en el piso 86.
Para anticiparse a los problemas, la compañía envió un equipo previo a Nueva York para que tomaran todas las medidas de escaleras y ascensores, regresando poco después a Detroit para ponerse manos a la obra.
Cortaron la carrocería del coche en cuatro secciones, desmontaron los asientos delanteros, las puertas, la consola central, el motor y la transmisión.
Tras subir todas las piezas y montar de nuevo el puzle, finalmente nos dejaron una espectacular imagen de un Ford Mustang que parece aparcado en lo alto del Empire State Building que funcionó como una original campaña publicitaria, tanto para la marca de coches como para el propio edificio.
Como curiosidad añadida, para celebrar el 50 aniversario del modelo, en el año 2014 se volvió a repetir esta curiosa imagen, realizando el proceso casi de la misma forma, desmontando y colocando en este caso un Ford Mustang Cabriolet.
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