Cuando el 17 de enero de 1981 un hombre se subió a un edificio de nueve plantas en Wilshire Boulevard (Los Ángeles), amenazando desde una cornisa con suicidarse tirándose al vacío, probablemente lo último que pensó es que el propio Muhammad Ali sería quien le convencería para no hacerlo.
El hombre estuvo allí varias horas gritando que el Viet Cong vendría por él, mientras entre la multitud algunos le empezaron a gritar que saltara. Muhammad Ali iba en su coche cuando le llamó la atención la escena y se acercó a ver lo que estaba pasando. En cuanto vio al hombre en la cornisa amenazando con tirarse, subió rápidamente al edificio y comenzó a dialogar con él desde una ventana cercana.
La primera reacción del hombre fue de incredulidad, exclamando "¡Realmente eres tú!". Ali le dijo que se iba a acercar, que no le disparase. A lo que el hombre contestó: "No quiero dispararte. Ni siquiera tengo un arma".
El boxeador comenzó a charlar con el hombre: "Soy tu hermano", gritó Ali. "Te amo y no te mentiría ... quiero ayudarte". El hombre le dijo a Ali que no podía encontrar un trabajo y que nadie lo quería. "¿Por qué te preocupas por mí?", Le gritó el hombre a Ali. "No soy nadie". El ex campeón de los pesos pesados le dijo al hombre que no era un don nadie.
Ali y el hombre hablaron durante más de 20 minutos, convenciéndola finalmente para colocar una escalera de incendios. El boxeador llegó hasta el hombre, lo abrazó y lo llevó dentro del edificio. Más tarde, Ali escoltó al hombre al Hospital Sawtelle VA y le prometió que le brindaría la ayuda que necesitaba.
"Voy a ayudarlo a encontrar un trabajo y comprar algo de ropa", dijo Ali a los periodistas después. "Voy a ir a casa con él y conoceré a su madre y su padre. Dijeron que no era nadie, así que me voy a casa con él. Caminaré por las calles con él y verán que es grande".
Sin duda el ex campeón le dio al hombre una segunda oportunidad en la vida y tal y como dijo un oficial de policía poco después a los periodistas: "Sin duda Muhammad Ali le salvó la vida a ese hombre".
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